Por Robin Hanson*
Economía, Universidad George Mason
2013
Nota del traductor:
En la creación de Ethereum y en el nacimiento de su Fundación, confluyeron diversos desarrolladores que han impulsado numerosos proyectos. Se han agrupado en la iniciativa Consensys.
Entre los proyectos Ethereum destaca Gnosis, cuya propuesta incide en la predicción de mercados (desde los precios, hasta la política; desde el deporte, hasta el gobierno) que impulsan Martin Köppelmann, Vitalik Buterin y Joe Lubin, entre otros.
De unos a la fecha Robin Hanson, profesor de la Universidad George Mason, ha teorizado sobre la manera de plantear las mejores decisiones para el ejercicio de gobierno y la implementación de las políticas públicas, en el contexto democrático. Las decisiones de los electores suelen ser distantes y tardías.La futarquía, su concepto, propone dar un lugar privilegiado a las instituciones info que alimentan las decisiones de los gestores públicos y, dentro de éstas, dar protagonismo a quienes predicen con base en intereses decisivos (ganan o pierden en lo personal, con su predicción), alimentados por el esmero en la obtención de información.
Ofrecemos un panorama inicial de la propuesta (que actualizó en 2013). Robin Hanson participa en Gnosis. (Carlos Macías).
Las disputas de política surgen en todas las escalas de gobierno: en clubes, organizaciones sin fines de lucro, empresas, naciones y alianzas de naciones. La disputa abarca tanto los medios como los fines de la política. Mientras gran parte de las disputas sobre la política, quizás la mayoría, crecen en función de fines conflictivos, también disputas importantes se derivan de las creencias divergentes sobre cómo lograr que los fines sean compartidos. De hecho, según muchos expertos en economía y desarrollo, los gobiernos suelen elegir políticas que son “ineficientes”, entre un menú posible de lo que la mayoría de la gente podría esperar de políticas factibles.
Otros expertos aprecian que las políticas existentes son a menudo claramente inferiores a otras políticas alternativas. Pero si no fueran adoptadas las políticas inferiores, la mayoría de la gente no las hubiera reconocido como tal, y no hubiéramos podido culpar a las políticas inferiores del fracaso de nuestras instituciones “info”. Por “info” nos referimos a las evidencias y al análisis que deberían cambiar nuestras creencias. Nuestras instituciones info son aquellas por medio de las cuales podemos inducir, expresarnos y evaluar la adquisición y el intercambio de la información.
Éstas incluyen equipos de relaciones públicas, grupos de interés organizados, medios de comunicación, foros de conversación, think tanks, universidades, revistas, comités de élite y agencias estatales. Las políticas inferiores siguen teniendo lugar nuestras instituciones de información no logran inducir a las personas a adquirir y compartir la información relevante con los tomadores de decisiones, debidamente motivados para asumir su papel.
En efecto, las disputas que parecen ser sobre los medios, pueden ser en realidad sobre los fines, y los economistas y otros expertos pueden sobrestimar en gran medida la frecuencia en que los cambios políticos pueden beneficiar a la mayoría y, contrario a esa apariencia, las instituciones info pueden hoy adquirir y compartir mucha información útil.
Este artículo, sin embargo, se enfocará en la posibilidad opuesta: que las grandes ganancias de la política pueden ser posible gracias a mejores instituciones info. ¿Dónde podríamos encontrar mejores instituciones info? Según la mayoría de los expertos en economía y finanzas, los mercados especulativos son instituciones info ejemplares. Es decir, los mercados especulativos de modo eficiente la función de inducir a la gente a adquirir información, compartirla vía intercambio comercial: recopilan esa información en los precios de consenso que persuaden a un amplio público. Este gran éxito sugiere que deberíamos considerar el aumento de nuestras instituciones de información política con instituciones especulativas de mercado.
Es decir, tal vez deberíamos animar a la gente a crear, comerciar y atender mercados especulativos relevantes para las políticas, en lugar de desalentar tales mercados, como lo hacemos hoy a través de leyes anti-juego. Si bien muchas estrategias intelectuales están disponibles para explorar esa posibilidad, este artículo utilizará la colorida estrategia de llevar la idea a un extremo.
En particular, voy a considerar la posibilidad de modificar la forma básica del gobierno nacional democrático, para ventaja de las habilidades de información de los mercados especulativos. Mientras que un enfoque tan extremo puede no ser requisito para obtener ventajas de política de los mercados especulativos, sí podría ayudarnos a explorar su potencial -y sus límites-.
Para incorporar esos mercados en el núcleo de nuestra forma de gobierno, podríamos “votar por nuestros valores, pero apostar por nuestras creencias”. Hoy votamos tanto para decir lo que queremos, como para conseguir lo que queremos. En su lugar, podríamos seguir votando para decir que queremos, pero usar los mercados especulativos para decir cómo conseguir lo que queremos. Es decir, los representantes electos podrían definir algunos objetivos nacionales, y una medida formal de la consecución de esos objetivos, como el Producto Nacional Bruto o el Índice de Desarrollo Humano, y supervisar su medida después del hecho. (Yo llamo a esa medida “bienestar nacional”, pero no la presumo basado en el predominio de conceptos económicos.) Un proceso de agenda propondría nuevas políticas específicas, alternativas a las políticas del statu quo. Para cada nueva propuesta, los especuladores de mercado dirían si esperan que la adopción de esa política aumente el bienestar nacional con relación al statu quo.
La regla básica del gobierno sería esta: cuando los mercados especulativos claramente estiman que una política propuesta aumentaría el bienestar nacional, esa política se convertiría en ley. Como analizaré más detalladamente, los precios especulativos del mercado pueden estimar las posibilidades de aportación al bienestar nacional en caso de que una propuesta política sea adoptada (y las posibilidades de aportación al mismo, en caso de que tal política no se adopte), a través de operaciones canceladas en activos que se pagan en proporción a los de bienestar. La diferencia entre estos dos precios da un efecto de política estimado.
En este artículo no ofrezco un modelo formal o un análisis de la práctica estadística de esta propuesta. En cambio, adopto un enfoque de ingeniería, buscando un diseño relevante de preguntas, y un diseño básico que plausiblemente aborde estas cuestiones lo suficientemente bien como para alcanzar niveles más altos de realismo en el prototipo.
Este artículo revisa la información sobre la democracia, los problemas y los éxitos de información de la especulación, que explican cómo la especulación podría ayudar a la democracia, con base en 25 objeciones, mediante un diseño destinado a responder la mayoría de las preguntas.
* El autor desea agradecer el apoyo del Center for Study of Public Choice, así como al Mercatus Center for Financial Support. Por sus comentarios, gracias a: Michael Abramowicz, Kathryn Aegis, Tom Bell, Peter Boettke, Nick Bostrom, Tom Breton, Damein Broderick, James Buchanan, Bryan Caplan, Ed Clarke, Joseph Coffey, Roger Congleton, Tyler Cowen, Eric Crampton, Wei Dai, Hal Finney, David Friedman, William Fischel, Andrew Gelman, Amihai Glazer, Katja Grace, Tim Groseclose, Karl Hallowell, Thomas Hanson, Paul Hewitt, Bernardo Huberman, Craig Hubley, Peggy Jackson, Ron Johnson, Michael Kremer, Ken Koford, Hassan Masum, Peter McCluskey, Jim McKinney, Steve McMullen, Joshua Miller, Mencius Moldbug, Eli Lehrer, Florenz Plassmann, John Salvatier, Edward Stringham, Nick Szabo, Alexander Tabarrok, Earl Thompson, Nicolaus Tideman, Norm Tucker, Hal Varian, Karen Vaughn, Gary Wagner, Eliezer Yudkowsky, Richard Zeckhauser.
[Traducción: Carlos Macías]
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Para consultar todo el artículo en inglés:
http://mason.gmu.edu/~rhanson/futarchy2013.pdf