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Dopple Leaks amaga a Pemex y a otras tres empresas

  • Ciberatacantes avisan que podrían publicar en línea supuesta información interna de la petrolera. Piden 568 bitcoins.

México. Carlos Macías (CIESAS). La mañana del martes 25 de febrero, los editores del sitio web de noticias Bleeping Computer recibieron por vía electrónica información y testimonios acerca de los planes del grupo que está detrás del cifrado y robo de información de los archivos que, en apariencia, Pemex mantenía en su red.

Para verificar la información, revisamos con cuidado el sitio. Bleeping Computer es una plataforma especializada en noticias sobre seguridad de información y de tecnología, que fue creada en 2004. Aunque no encontramos referida la sede en que es editada, parece contar con la seriedad y el profesionalismo suficientes, como para verse beneficiada por millones de visitantes cada mes, según se nos confía en la sección “About us”.

En abono de su credibilidad, leemos que Bleeping Computer es el “primer sitio de noticias que se agrega como socio al proyecto No More Ransom, que trabaja una alianza entre el Centro Europeo de Delitos Cibernéticos de Europol, la Unidad Nacional de Delitos de Alta Tecnología de la Policía de los Países Bajos y la compañía McAfee”, para combatir el ransomware.

El antecedente

Vale recordar que los archivos de Pemex fueron afectados, al parecer, el 10 de noviembre de 2019 con Doppel Paymer, un ransomware enfocado a comprometer redes de empresas.

Los atacantes (que llamaremos grupo Doppel Paymer) han lanzado este 25 de febrero un sitio web en versión beta, y lo han titulado Dopple Leaks.

No sería extraño, por tanto, que Pemex se mantenga en el centro de noticias relevantes -infortunadamente- en las próximas semanas/meses.

Y no tanto por los resultados futuros de las calificaciones calendarizadas de Moody’s o de Standard & Poor’s, que por sí mismas representarían un apuro distinto, no más halagüeño. No. Dopple Leaks ha amagado con convertir su sitio beta en un sitio abierto, público, para dar a conocer bases de datos internas de Pemex, por no pagar un rescate.

Como señaló en su momento el diario mexicano El Universal, en nota de Noé Cruz Serrano, la Base de Datos Institucional (BDI) que opera Pemex no se encuentra disponible por internet desde al menos un par semanas previos al ataque.

Si uno intenta acceder al subdominio de la BDI, éste se encuentra fuera de servicio (“404 Not found”), pero al parecer la petrolera ha procurado mantener a consulta pública la información acerca de las refinerías, por medio de un dominio privado alterno: datamx.io, impulsado por la comunidad de Datos abiertos de México.

¿Cómo actúa el ransomware?

Lo primero que hace es obtener acceso a las credenciales del administrador (mediante archivos adjuntos), y luego implementa sus funciones en la red para cifrar todos los dispositivos enlazados.

El método para infectarlos consiste en lograr que algún o algunos usuarios de los equipos corporativos abran archivos adjuntos en correos electrónicos, que a su vez desaten y propaguen el ransomware. Mediante tales ataques, la intrusión se vuelve capaz de cifrar cientos, miles, de dispositivos de la red intercomunicada.

El grupo atacante trabaja con el ransomware Doppel Paymer, uno de los más activos y dañinos de esa familia, a la que también pertenecen Sodinokibi y Nemty.

Aunque Pemex no fue el único corporativo a cuyos equipos se les introdujo el ransomware, sí parece ser el que permanece más apetitoso para los audaces anónimos.

También horadaron sistemas de otras empresas más pequeñas (una estadounidense, una francesa y una sudafricana), que han merecido menor atención por parte de los ciberdelincuentes, debido al menor tamaño y relevancia de sus bases de datos. A esas empresas sólo les exigen a cambio de la liberación, respectivamente, entre 15 y 50 bitcoins. A Pemex, en cambio, 568.

Estrategias cada vez más audaces

De acuerdo con Lawrence Abrams, un editor del sitio que dio a conocer la noticia del mensaje (Bleeping Computer), los atacantes señalan que Dopple Leaks “está en ‘modo de prueba’ y que actualmente lo utilizan para avergonzar a sus víctimas y amagar con la publicación de algunos archivos robados.”

Tradicionalmente, las demandas de los ciberatacantes consistían sólo en negociar el rescate y proceder luego a desencriptar lo que ellos habían codificado de modo remoto.

Con Pemex, la estrategia ha sido más audaz. Se han sofisticado. Han inaugurado un método de extorsión (con Doppel Paymer) que apenas se había visto en la víspera con Maze (otro ransomware), y que consiste en extraer por anticipado la información de los archivos, valorarla, y después proceder a su encriptación.

Ello les da ventaja para el chantaje en función de lo que encuentren: “calidad” y “confidencialidad” de las bases de datos.

Y parece que han encontrado sustancia en Pemex, porque el editor del sitio que recibió la información enviada por los ciberatacantes asentó lo siguiente:  

“De todos los sitios (fueron cuatro empresas), Doppel Paymer nos dijo que sólo robaron una gran cantidad de archivos ‘aún sin clasificar’ de Pemex”.

Y para presumir, los atacantes mostraron dos imágenes a las que obviamente les velaron el nombre del dominio (la cadena URL), donde dejaron ver dos carpetas comprimidas (zip) asociadas con las actividades de Pemex: una con el nombre de “Configuraciones” y otra con el de “Bombas”. ¿Qué contendrán? [ver imagen de portada].

¿Qué sigue?

Si los corporativos atacados no pagan un rescate -destaca Bleeping Computer-, los operadores de ransomware amagarán con liberar archivos robados con daño a terceras partes, para propiciar que la víctima sea sujeta a multas gubernamentales y otras derivadas de agencias y convenciones internacionales, además del riesgo permanente que representa que se les denuncie como responsables de la violación de datos.

¿A quién beneficia tipificar el ataque como “violación de datos”?

Desde nuestro punto de vista, el camino que sugiere el sitio que reveló esta información (Bleeping Computer) pone en situación incómoda a las empresas que son víctimas de la intrusión (como Pemex), porque sugiere interpretar estas pérdidas en función de la responsabilidad corporativa hacia los datos perdidos de las personas y de las empresas afectadas.

Subraya el editor:

Bleeping Computer ha declarado en repetidas ocasiones que los ataques de ransomware deben tratarse como violaciones de datos.”

Para este sitio web, los atacantes de ransomware la pasan revisando y robando los archivos de las víctimas, antes de proceder con la encriptación de las computadoras, y luego amenazan con darlos a conocer.

“No sólo se están robando datos corporativos -alerta Bleeping Computer-, sino también datos de proveedores y clientes y la información personal de los empleados.

La transparencia es más importante ahora que nunca; ocultar estos ataques pone a los usuarios y empleados en riesgo a largo plazo, ya que sus datos están expuestos al robo de identidad y al fraude”.

¿Qué compañías no pagaron el rescate?

Son cuatro:

• Una pequeña, con sede en Estados Unidos (se dedica a administrar cuentas comerciales). Le pidieron 15 bitcoins.

• Una con sede en Francia, dedicada a ofrecer servicios de hosting corporativo y gestión de telecomunicaciones. Le pidieron 35 bitcoins.

• Una sudafricana, dedicada a la logística. Le pidieron 50 bitcoins.

• Y, finalmente, Pemex, atacada el 10 de noviembre de 2019. Le pidieron 568 bitcoins.

Al día de hoy, cada bitcoin se cotiza en 9,150 dólares, lo que representaría para Pemex 5,2 millones de dólares.

¿Accederá a pagar Pemex?, ¿cederá ante el amago?

¿Qué nos espera con esta nueva casta de atacantes?

El tema de los posibles ataques cibernéticos en México despierta notable sensibilidad ahora, porque apenas en mayo del 2018 el sistema de transferencia electrónica interbancaria nacional (SPEI) había detectado la intrusión de ciber atacantes que vulneraron la plataforma, no del SPEI -por fortuna-, sino de los programas de interface que enlazaban a dos o tres instituciones bancarias hacia el SPEI. (Véase nuestra nota al respecto).

En la actualidad, los intentos para explotar eventuales vulnerabilidades en las plataformas corporativas no son una excepción, parecen parte de la normalidad.

Debemos entender que el acceso en línea a las operaciones financieras y a los servicios corporativos despierta apetitos renovados, a la vez que pone en juego recursos técnicos que están en manos de los actores primarios y secundarios de la innovación, por lo que subyacen fincados en el anonimato lo que podríamos definir como una nueva casta de atacantes cibernéticos, quienes desde luego son entendidos en codificación y en sistemas de seguridad.

Probablemente los participantes no son otros, sino los propios colaboradores en el desarrollo de códigos para redes emergentes.

Los conocedores de la nueva economía -los actores emergentes-, que han crecido con ésta, parecen convivir con ellos, lidian con sus intrusiones y les ponen cada vez grados más difíciles de superar.

Ahora también para detectar agujeros tanto en la seguridad de la red, como en cada paquete novedoso de software, parece emerger una política previa de recompensas, un presupuesto predefinido.

El camino parece haberlo abierto la criptoeconomía, curtida ya por algunas malhadadas experiencias, como la que representó en su momento TheDao, de Ethereum.

¿Cuéntanos qué opinas?

Fuentes: Bleeping ComputerCibersecurity InsidersEl Universal MéxicoPemex.

[Nota: Bleeping Computer maneja el nombre, invariablemente, como Doppel y Dopple. Entendemos que por error.]


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Mapas de la ciudad de Mérida, Yucatán

Linderos urbanos en 1920

(Carlos Macías). Para imaginar los contornos de la ciudad de Mérida en la década de 1920, y acompañar la amplia información demográfica y urbana que presentamos en la base de datos, reproducimos abajo una imagen perteneciente a la Mapoteca Manuel Orozco y Berra.

Se trata de un mapa “Ciudad de Mérida y sus colonias”, producido por el despacho de “Ingenieros Constructores y Contratistas, Medina Ayora y Ayuso, para la Oficina de Ingeniería del gobierno del estado. El mapa está fechado en 1920. [Clasif. Mapoteca: CGF.YUC.M24.V2.1533].

Debido a que la reproducción de la mapoteca se hizo con base en un ejemplar impreso que mide 32 por 27 cm. (para una escala 1:10,000), la resolución es un tanto pobre, aunque sí muestra con claridad las colonias y las calles más importantes.

Los linderos urbanos que se aprecian son: al norte: Itzimná; al oriente: Chuminópolis; al sur-oriente: la Vicente Solís; al sur: Dolores Otero; al nor-poniente: la García Ginerés.

Linderos urbanos de hoy

Como imagen de comparación, a primera vista se aprecia el crecimiento acelerado de los últimos años, al incorporarse asentamientos de los alrededores y desbordar las edificaciones los límites tradicionales, más allá del contorno periférico.

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Alfonso Martínez Rosales, historiador

Carlos Macías Richard
CIESAS Peninsular
@CarlosMacias_

El pasado 18 de abril falleció en San Luis Potosí el doctor Alfonso Martínez Rosales. Fue profesor del Centro de Históricos (CEH), de El Colegio de México (ColMex), director de la revista Historia Mexicana y decidido impulsor, por años, del archivo histórico potosino. De alguna manera, ese Archivo Histórico de SLP (dirigido por Isabel Monroy) fue el antecedente de El Colegio de San Luis. Uno ayudó a crear al otro; de la década 1980 a la 1990.

Quienes fuimos sus alumnos a mediados de la década de 1980 nos hemos comunicado por correo electrónico en estos días, para recordar los múltiples ejemplos que cada quien guarda acerca de la generosidad de Alfonso. Nuestra generación: Ignacio Almada Bay (Colegio de Sonora), Jaime Cuadriello (UNAM), Fernando Cervantes (Bristol), Armando Martínez Garnica (Archivo General de la Nación, en Colombia), Francisco Cervantes (BUAP), Antonio Padilla (UAEM), Antonio Escobar, Juan Manuel Pérez Zevallos, Valentina Garza (CIESAS), entre otros.

La remembranza sobre su obra histórica y algunas de sus predilecciones temáticas, la publicó hoy en un medio potosino uno de sus distinguidos colegas: Un erudito varón: Alfonso Martínez Rosales.

Me corresponde escribir estas breves líneas, porque de algún modo formé parte de las generaciones que mayor cercanía registró hacía él, a partir de mi incorporación como secretario de redacción de la revista Historia Mexicana, justo en los años en que la dirigió. Alfonso e Historia Mexicana fueron para mí una escuela paralela a El ColMex, una escuela editorial. Gracias a sus enseñanzas pude crear una revista parecida en el Caribe Mexicano (Revista Mexicana del Caribe), que tuvo reconocimiento (indizada) en la década de 1990 y hasta el 2004, en que dejó de publicarse.

Una imagen compuesta en SLP, 1983. De derecha a izquierda: Virginia González Claverán, Armando Martínez, Carlos Macías, Jaime Cuadriello, Alfonso Martínez y Francisco Santos.

De la misma generación que Rodolfo Pastor, Virginia González Claverán y Flor Hurtado, entre otros, Alfonso estudió Derecho en la UNAM e Historia en El Colegio de México. Todo el tiempo en que vivió en la Ciudad de México, permaneció en una habitación de alquiler en la casa de la señora Infante, muy cerca de los Viveros de Coyoacán. La señora Infante lo adoptó, podría decirse, hasta mediados de la década del 2000.

Fue contratado como profesor de tiempo completo en el CEH de El ColMex en 1982. Casi al mismo tiempo en que ingresaron Rodolfo Pastor, Virginia González Claverán y el profesor Carlos Sempat Assadourian. La tesis de Alfonso la dirigió -si la memoria no me falla- el Dr. Elías Trabulse. Todos ellos, además de Moisés Gonzalez Navarro, Jan Bazant, Romana Falcón, Anne Staples, Dorothy Thank, Alicia Hernández, Lorenzo Meyer, Clara Lida y, desde luego, Bernardo García Martínez, fueron los profesores de nuestra generación. (Externos: Juan Carlos Garavaglia y Carlos Martínez Marín)

Como ocurre en El ColMex con los colegas que trabajan la vida colonial, Alfonso no se identificaba con la historia contemporánea. (Además, siempre corregía: no es colonial, es virreinal; se entiende el fuerte contenido que revelaba esa expresión). Pero si no congeniaba con la historia contemporánea, mucho menos le interesaba la trayectoria de Plutarco Elías Calles, que tomé como objeto de estudio por aquellos años, con la simpatía de la profesora Romana Falcón. Con todo, en justicia, debo decir que siempre le intrigó el origen de la persecución religiosa que desató Calles en el país. Tenía una hipótesis muy aventurada y personalísima, relacionada con el papel que hubieran desempeñado los curas en la infancia de Plutarco. Apenas lo escuché, por entonces. 

Cuando Alfonso fue designado director de Historia Mexicana por la doctora Berta Ulloa, responsable del CEH, me invito a hacer equipo editorial (dos), a participar como redactor para poner al día los números atrasados. De inmediato contesté, con entusiasmo, afirmativamente.

Alfonso acababa de publicar el libro que logró el mayor reconocimiento: El gran teatro de un pequeño mundo. El Carmen en San Luis Potosí, 1732-1839. Se unió por entonces a los títulos creados por su generación: sobre la Mixteca (de Pastor) y sobre la Expedición Malaspina (de González Claverán). Poco después apareció Los pueblos de la Sierra, del profesor Bernardo García Martínez, un título novedoso, tan sencillo como esencial -según la expresión de Alfonso-.

En 1984, en el segundo semestre del programa, un laborioso y discreto profesor peruano del CEH, Luis Muro, nos dio un excelente curso de Paleografía. También era responsable de Historia Mexicana. Falleció en algún momento de 1986 y la publicación se rezagó casi tres números. La muerte de Muro lo sorprendió cuando iniciaba la preparación del 142, y se planteaba un gran índice con múltiples entradas de la Revista. Entre 1986 y 1988, si mal no recuerdo, Alfonso y yo trabajamos con intensidad para cerrar al día con el número 150. De modo simultáneo, Alfonso se impuso el reto de elaborar el índice y dar cuerpo a la Bibliografía Histórica Mexicana; salió poco después del número 150. La maestra Berta Ulloa y los integrantes de la Junta de Profesores del CEH le hicieron entonces un justo reconocimiento.

Es posible que, por su formación religiosa y por su pasión por la historia del arte (por la arquitectura en particular), Alfonso haya tenido cierta visión conservadora. Para nosotros, era un atractivo más. La naturalidad en la admiración del pasado virreinal, de sus instituciones y de sus obras. No había alumno que no valorara y admirara su alta capacidad para contrastar y desnudar con irreverencia aquellas convenciones académicas y sociales más exquisitas. En pleno Colegio de México. Por su forma de conversar y por su visión del mundo -y eso fue lo que le granjeaba estimación inmediata entre los jóvenes-, Alfonso era todo lo contrario a la imagen del académico cortado por la misma tijera del Ajusco. (No imbuido en el ambiente de la consagración, ni creyente en el monumento a la sapiencia de lo central). Fue un provinciano en el entonces DF, y lo fue por placer y en especial por provocación elaborada. Siempre tuvo todos los atributos, en suma, para agenciarse la simpatía inmediata de la cuadrilla menos contemplativa de cada generación.

La maestra Berta Ulloa, directora del CEH a mediados de 1980.

A casi todos los alumnos de sus generaciones nos llevó a visitar los recovecos del ex convento del Carmen, en San Ángel, Ciudad de México, y nos procuró la excursión grupal a San Luis Potosí, para comparar en detalle la magnificente arquitectura de origen barroco del XVIII.

Celebro haber tenido la oportunidad de acompañarlo para conocer algunos rincones históricos olvidados en la Ciudad de México (que en mi infancia no aprecié), y de haber conversado en su compañía con profesores que dejaron amplia escuela: visitamos en la colonia Condesa a la maestra María del Carmen Velázquez, ex directora del CEH (convaleciente, entonces), y cerca de la avenida Miguel Angel de Quevedo, al admirado maestro Jorge Alberto Manrique (fallecido hace tan sólo cinco meses). También aprecio haber recibido su respaldo para consultar documentación local, en la ex hacienda Bocas, en San Luis Potosí, que me permitió concluir un artículo que me había encomendado el profesor Jan Bazant (sobre la familia Rul), que por cierto apareció referido en la segunda edición de Cinco haciendas mexicanas.

La vida de los seres humanos se mide, con el paso del tiempo, en obras heredadas. Queremos pensar que Alfonso Martínez Rosales debió pasar los últimos años muy satisfecho en San Luis Potosí. Porque es evidente que, tanto en la historiografía local, como en la historia editorial de El Colegio de México y en el recuerdo de las generaciones que supo conducir hacia el trabajo histórico serio, Alfonso hace rato que tenía un lugar distinguido.

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Software libre para la academia

México. Carlos Macías. Las universidades e instituciones de educación latinoamericanas ya no necesitan invertir cuantiosos recursos para diseñar y poner en marcha una Aula Virtual, como refuerzo de sus actividades docentes, presenciales.

Cada vez más están a nuestro alcance nuevas plataformas robustas y funcionales enfocadas a enriquecer el diseño, la creación y la gestión de contenidos en la red, a partir de las necesidades de las diversas disciplinas del conocimiento.

La plataforma de software libre en educación que abrió la brecha en el 2004 fue Moodle. Tuvo su origen en la Curtin University (Australia), bajo la dirección del profesor Martin Dougiamas, inspirado no por casualidad en el constructivismo social y el aprendizaje colaborativo. Esta plataforma se diseño para trabajar en ambientes -igualmente abiertos- como  GNU/Linux y Open Solaris.

Sin duda Moodle ha sido hasta ahora la plataforma abierta global más exitosa y accesible, en especial si se compara con las fuertes inversiones que exigía a principios de la década anterior el Blackboard.

A Moodle le antecedieron y le siguieron numerosos esfuerzos en la misma dirección. Poco antes, habían aparecido Dokeos, Tutor, Docebo, Claroline, Proyecto Sakai, DaVinci, SWAD y Sakai.

Todos ellos han intentado competir con las plataformas más demandadas de operación con licencia, como Blackboard (que aún mantenía en el 2011 el 51% de preferencias), el Desire2Learn (11%), además de iLearning by Oracle, Aulapp, Catedr@, eCollege, Fronter, Saba Learning, Sideweb, WebCT.

¿Cuáles son las diferencias entre las plataformas que funcionan bajo  licencia y con código abierto?

La primera y más importante tiene que ver con el costo que se debe cubrir por la licencia, para mantener el desarrollo y mantenimiento del programa.

La segunda es el tipo de desarrollo que caracteriza a ambos modelos: uno es, por decirlo de modo comprensible, “cerrado” y otro es abierto.  El código abierto supone la existencia de una creciente masa crítica interesada y atenta, una comunidad interactiva de desarrolladores activos y pasivos, que toman el espacio de los foros de soporte como trinchera para la multiplicación y el fomento del programa. Su naturaleza es la mejora y el resultado de su trabajo es la emisión de versiones sucesivas de enmienda.

Como continuación del Dokeos, una plataforma educativa de software libre particularmente atractiva, que en el 2012 alcanzó notable expansión es Chamilo. Nos parece más sencilla de administrar que Moodle y posee casi los mismos recursos de gestión que ésta, aunque debe aceptarse que la comunidad global de desarrolladores aún no le acerca en número a la plataforma de origen australiana.

El mercado de las plataformas e-learning (LMS) está compuesto en la actualidad de la siguiente manera:  Blackboard: 51%, Moodle 19%; Desire2Learn 11%, otros 19%.

En cambio, en el mercado corporativo que hace uso de estas herramientas y por lo regular emplea software bajo licencia, apreciamos que seis proveedores tienen el 50%; los dos principales son Success Factors Learning y Sum total-Systems.

Nos parece que Chamilo tiene todo para convertirse en algunos meses en uno de los actores globales mayores. Chamilo es una plataforma libre de educación, basada en Bélgica, que surgió en un contexto de replanteamiento de las políticas europeas  hacia la comunicación académica.

Lo que ha caracterizado a Moodle, lo podría profundizar Chamilo: ambiente o interfaz cada vez más claro, estético y nítido (amigable); facilidad de operación. Nos dirigimos entonces hacia la consolidación de plataformas con código abierto (sin costo).

Permítasenos el abundamiento, para ilustrar sus ventajas: gestión automatizada y estable, calendarización de actividades, tareas, lecciones, transferencia de archivos, tutorías, foros, evaluación, interacción fluida alumno-profesor (tutor).

Sin duda, estimula el seguimiento tutorial en la educación a distancia (tutoría o dirección de tesis distante). Contribuye a fijar avances y metas cuantificables, aceptadas mutuamente: entrega fechada de tareas, seguimiento-asesoría, foros de discusión y consulta, registro abierto (reflexiones de lectura), notas y recomendaciones bibliográficas, mensajería, chat y videoconferencia, ensamble de contenidos de aprendizaje y, en suma, registro sistemático de evaluación.

Pero lo que más nos ha animado a participar del proyecto Chamilo (2010-2012) es la concurrencia latinoamercana en su cuerpo de fundadores y consultores. presidente: Yannick Warnier (Bélgica); tesorero: Frans Kamp (holandés); secretaria: Noa Orizales Iglesias; (española); marketing: Cedric Gerard (inglés); Desarrollo e investigación: Alberto Torreblanca (peruano).

Le invitamos a acercarse a Chamilo y a ensayar su puesta en marcha. Le invitamos a estimular el software libre en las tareas de educación: www.chamilo.org

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¿Votar por nuestros valores, pero apostar por nuestras creencias?

Por Robin Hanson*
Economía, Universidad George Mason
2013

Nota del traductor:
En la creación de Ethereum y en el nacimiento de su Fundación, confluyeron diversos desarrolladores que han impulsado numerosos proyectos. Se han agrupado en la iniciativa Consensys.
Entre los proyectos Ethereum destaca Gnosis, cuya propuesta incide en la predicción de mercados (desde los precios, hasta la política; desde el deporte, hasta el gobierno) que impulsan Martin Köppelmann, Vitalik Buterin y Joe Lubin, entre otros.
De unos a la fecha Robin Hanson, profesor de la Universidad George Mason, ha teorizado sobre la manera de plantear las mejores decisiones para el ejercicio de gobierno y la implementación de las políticas públicas, en el contexto democrático. Las decisiones de los electores suelen ser distantes y tardías.

La futarquía, su concepto, propone dar un lugar privilegiado a las instituciones info que alimentan las decisiones de los gestores públicos y, dentro de éstas, dar protagonismo a quienes predicen con base en intereses decisivos (ganan o pierden en lo personal, con su predicción), alimentados por el esmero en la obtención de información.

Ofrecemos un panorama inicial de la propuesta (que actualizó en 2013). Robin Hanson participa en Gnosis. (Carlos Macías).

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A 100 años: Salvador Alvarado pre Yucatán

A 100 años: Salvador Alvarado pre Yucatán

El joven Alvarado y la revolución en el norte

 @CarlosMacías_

@CIESASPeninsula

Al cumplirse 100 años del arribo a Yucatán del enviado militar de Venustiano Carranza, Salvador Alvarado, podría resultar de interés recuperar aquellos episodios personales, que contribuyeron a afianzar sus puntos de vista sobre la dirección idónea que debieran tener las reformas del país.

La relación de amistad del joven Salvador Alvarado con la familia de Plutarco Elías Calles, a través de un episodio escasamente conocido, contribuye a comprender la dinámica de incorporación norteña a la causa constitucionalista, a partir de la temprana participación militar de los dirigentes opuestos al gobierno de Victoriano Huerta. Se trata, en estas breves líneas, de un episodio casi familiar (en 1913), donde figura el “voluntario” Salvador Alvarado y el comisario maderista de Agua Prieta, Plutarco Elías Calles.[1] 

Febrero de 1913. Agua Prieta, Sonora

La caída de Madero provocó en Sonora una rápida diferenciación zonal, expresada en la ruptura definitiva de las fuerzas locales con el mando federal. En este estado se contaba con el antecedente de una columna de jóvenes dirigentes que combatirían en Chihuahua al movimiento de Pascual Orozco. Esta columna se aprestaba a respaldar al maderismo en la serranía chihuahuense.

La existencia de estos jóvenes maderistas sonorenses, contribuiría, en su momento, a robustecer en Sonora cierta actitud antihuertista y, de paso, a atizar las conciencias contra todo atentado a la soberanía estatal y a la dignidad de los sonorenses que pudiera cometer Victoriano Huerta.

Y es que el solo hecho de que la guardia federal tomara partido, en febrero de 1913, por la nueva autoridad nacional (Victoriano Huerta), la ponía ante la opinión pública local como profanadora del orden interno sonorense.

Los acontecimientos derivados de la Decena Trágica sorprendieron al gobernador José María Maytorena sin ejercer ningún control sobre las poblaciones fronterizas de Naco y Nogales, ni de la ciudad colonial del sur Álamos. Tales sucesos lo hallaron también con una irregular pero belicosa tropa nativa y un sinnúmero de entusiastas anti golpistas. Sin embargo, el gobernador Maytorena se ausentó del estado en los momentos en que los constitucionalistas más lo necesitaban. “Tengo que hacer un viaje a Estados Unidos -confió a sus amigos- para atender mi salud con un especialista […], y para estar presente en la operación que va a sufrir una hija mía.”

Alvarado al centro. Con Álvaro Obregón (izq.) y Manuel M. Diéguez (der.) [Imagen: Casasola]

Cualesquiera que hayan sido las razones de Maytorena para separarse de la gubernatura amparado en una licencia, lo cierto fue que al tomar posesión el interino Ignacio L. Pesqueira y meditar acerca del desconocimiento de Huerta, el único asidero a nivel nacional lo constituía el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza. Si éste ratificaba la decisión tomada por su Congreso, en el sentido de no reconocer al nuevo presidente de la República, Sonora no estaría sola.

En lo interno, el día del debate en la Cámara local para decidir sobre el reconocimiento o no de Huerta, las circunstancias parecían ir empujando a la rebelión: el presidente municipal de Fronteras, el profesor Aniceto Campos, había desarmado a la guarnición federal; las autoridades de Cananea no paraban de vociferar contra Huerta; Álvaro Obregón ya pedía autorización para soltar a sus “dragones”; Plutarco Elías Calles se encontraba coordinando desde Douglas la contratación de voluntarios; y como intérprete de todos ellos, Salvador Alvarado se plantó ese día en la puerta del recinto legislativo, para advertir a los diputados –como señala Héctor Aguilar Camín-: “Si ustedes reconocen a Huerta, nosotros los desconoceremos a ustedes y a Huerta”.

En tal ambiente, la determinación sonorense de “desconocer la personalidad del general Victoriano Huerta como presidente interino de la Republica Mexicana” no sólo atendió el sentir de los pobladores, “dignos, abnegados, valientes, fraternales y patriotas” (como señaló la proclama del gobernador interino), que en todo caso eran mayoría en ese estado como en muchos otros, sino que también era la expresión de una medida racional que consideró el cálculo de las probabilidades de supervivencia (su situación geográfica, la posesión de puntos fronterizos, la relación de fuerzas, etc.), y que tenía su correlato doctrinario en el retorno al orden constitucional, en la reivindicación de la figura de Madero.

El gobernador de Chihuahua, Abraham González, quizá pudo también haber desconocido a Huerta, pero se le anticiparon: un general federal lo apresó y lo asesinó. En los hechos, como se sabe, sólo los gobernadores de Sonora y Chihuahua no reconocieron al “nuevo presidente”. El decreto del gobernador interino Pesqueira sólo sería el prólogo: el 26 de marzo, en la hacienda coahuilense de Guadalupe, el gobernador Carranza concentró la lucha nacional  contra Huerta y expidió un plan político donde lo acusaba del “delito de traición para escalar el poder”. En poco tiempo la resistencia sonorense se sumaría a él.

A esas alturas la determinación maderista de los jóvenes dirigentes sonorenses era incuestionable. La fuerza del destino empezaba a incorporarlos en lo que andando el tiempo resultó ser toda una generación de revolucionarios que llegaría a encumbrarse en el centro mismo de la política nacional; una generación que estaría respaldada, en la mayoría de los casos, por el prestigio militar y, en la minoría de ellos, por la habilidad política.

Tales aspectos se vuelven dignos de atención cuando se busca la cuna del caudillismo y de la proyección política individual. Por oposición, no menos digna de observarse es la forma en que los políticos locales, los tesoneros opositores desde el Porfiriato (los maderistas de ideas estrictamente), quedarían entrampados en las jornadas por venir, al no participar en las campañas y permanecer alejados del lenguaje de las balas. Los hábitos aristócratas de un Maytorena, por ejemplo, al resistirse a abandonar la administración de sus propiedades (extensas haciendas en el valle de Guaymas) y privilegiar sus viajes de negocios y de familia a Arizona, de poco servían para ingresar con éxito en los azares de la movilidad política que ofrecía la guerra. En aquella verdadera escuela sonorense, estimamos que Álvaro Obregón, Salvador Alvarado y Plutarco Elías Calles estaban aprendiendo a reunir, a alternar, destellos de habilidad política (firmeza, lealtad, prudencia) con el prestigio (justificado o no) de cabecilla militar.

En el caso de Plutarco, con la ventaja de haber obtenido por las líneas de Douglas las más fieles noticias de los acontecimientos acerca de la deposición de Madero, tomó desde el principio el camino de la condena frente al desconcierto del jefe de la fuerza federal, Pedro Ojeda.

Con Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles [Imagen: Casasola]

El general Ojeda, un duro militar oaxaqueño entregado a la disciplina y a la devoción profesional, oficial porfirista, había encontrado en Plutarco, si no una amistad, sí la franqueza reciproca, la cual pudo contribuir al orden local durante los últimos tres meses y medio (noviembre, 1912-febrero 1913). Pues bien, al conocer el general Ojeda el comunicado-advertencia de Huerta a los gobernadores del país, toleró comprensivamente un arrebatado telegrama de Plutarco al gobernador, en donde lo exhortaba a levantar en armas al estado.

Ojeda depositó su confianza en el hecho de que Maytorena se cansaba de repetir que sería “castigado severamente todo el que [intentase] trastornar el orden”.

No pasó de un regaño -como dice el carrancista Alfredo Breceda- la respuesta del general Ojeda al resuelto mensaje del comisario. El hecho es que la mañana en que Ojeda se enteró de que se preparaba un levantamiento contra la guardia federal de Fronteras y que el comisario de Agua Prieta estaba teniendo conversaciones con las autoridades de ese lugar para concertar posteriores agitaciones, mandó apresar a Plutarco. Sólo que éste había huido apresurado la noche anterior, el domingo 23 de febrero.

El general Ojeda comprendió entonces que se iniciaba una guerra prolongada y resolvió enfrentarla, como debía ser, sin disputa ideológica y sin chantajes -la probidad castrense como herencia-: proporcionó un carruaje especial para que esa fría madrugada abandonaran el pueblo (adviértase lo que arriesgó Plutarco) la esposa del comisario y sus ocho pequeños con rumbo a la estación del tren que iba a Douglas y luego a Nogales, a casa del suegro, don Andrés Chacón.

Salvador Alvarado: “¿andaremos haciendo mal?”

El general Ojeda y todo el pueblo de Agua Prieta sabían que la casa del comisario Plutarco se había convertido en un lugar de reunión de los dirigentes anti huertistas de toda la zona norteña de Sonora.

El último que acudió a esas pláticas fue Salvador Alvarado. Por considerarlo representativo del clima de angustia de preguerra, nos permitimos reproducir el vívido testimonio que de aquella visita nos proporcionó doña Hortensia Elías Calles (en una entrevista que sostuvimos con ella en 1989). Tencha era, entonces, una pequeña que esperaba la celebración de su cumpleaños número ocho.

Corrían los días en que los anti huertistas estaban a punto de levantarse. Mi papá se fue y le dejó dicho a mi madre que iba a reunirse y a platicar con los agricultores y rancheros de los alrededores, para avisarles que probablemente en pocos días se debían organizar para resistir en armas. También le encargó que si llegaba su amigo Salvador Alvarado lo recibiera con discreción y le avisara de cómo y cuando se iban a levantar.

Salvador Alvarado se quedó con nosotros la noche en que llegó a Agua Prieta, cuando el general Pedro Ojeda mantenía bajo guardia federal la frontera. La mañana siguiente, muy temprano, se escapó del pueblo sigilosamente, pues por ahí estaba el general.

Recuerdo que aquella noche mi mama se sentó en la cabecera de la mesa y Alvarado en el extremo opuesto. Alicia, mi hermana, estaba en una sillita y en seguida mis tres hermanos, Ernestina y yo. Mi mamá empezó a servir la cena y preguntó a Alvarado:

-¿Quiere carne con papitas?

Él apenas pudo responder con voz baja y entrecortada:

-Sí, Natalita.

Cuando mi mama le preguntó eso, todos vimos que Alvarado tenía el rostro inclinado con la vista clavada en la mesa. Estaba llorando. Por unos minutos todos guardamos silencio. Artemisa, la más pequeña, jugaba muy cerca de nosotros y sólo se oían sus ruidos. Fue Alvarado quien rompió el silencio:

-Es que al verla a usted aquí, Natalia, con sus hijos, pensar que vamos a dejar a nuestras familias con Ojeda y todos esos…  Me pregunto si no andaremos haciendo mal en esto, dejando a nuestras familias desamparadas.

Salvador y Plutarco abandonaron, entre enardecidos y esperanzados, aquella pequeña ciudad fronteriza. Olvidaron para siempre, a los treinta y tantos años de edad, el interés por ganarse la vida en el comercio o en la minería. Se ocultaron unos días en Douglas y establecieron contacto con los más distinguidos maderistas de la zona, como el prefecto de Moctezuma, Bracamonte y las autoridades municipales de Cananea (antiguos dirigentes obreros) Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón. Allí prepararon la reconcentración de todos los voluntarios de Agua Prieta y sus alrededores, y la posterior cita en Bavispe.

Por supuesto que Salvador y Plutarco -y reiteramos la idea- eran ajenos a las circunstancias que harían de ellos protagonistas del carrancismo en el estado (los mitos biográficos exigen hombres de trayectoria lineal, enérgicos y predestinados).

Sus pasiones parecían menos ideológicas que partidistas; era ya como aquella espiral de encono que se experimenta contra cualquier antagonista en tiempos de guerra. El veterano y calculador general Pedro Ojeda, sin pensarlo mucho, nombró en lo inmediato un comisario sustituto para Agua Prieta. La revolución en Sonora, como proceso anticipado de la Revolución constitucionalista en México, cundió en todo el norte del país.

La revolución de los sonorenses tendería su influencia hasta el extremo sur oriental del país. Cierto. Nada edificante resultó el modo en que el ya general Alvarado arribaría a la Península a principios de 1915. Se diría, a sangre y fuego, con la intención de “recuperar” para el carrancismo los generosos recursos fiscales de Progreso, en un contexto de auge del mercado del henequén.  Quizá lo más relevante para la historia regional, haya sido que inauguró un modelo de gobierno basado en la reforma social que dejó huella en Yucatán y que estímuló el crecimiento de los creativos dirigentes locales, con hambre -también- de reformas, en un contexto económico afortunado, durante y después de la primera guerra mundial.

[1] Este texto está basado en fuentes de investigación empleadas en el estudio biográfico de Plutarco Elías Calles, publicado por el autor.